Octubre de 2025. Me propuse un reto: escribir una novela corta de terror durante el mes del Escritober. 30.000 palabras después, tenía las manos temblando, el corazón sucio de tinta, y una historia que me pedía a gritos trabajo.
Sangre y Tinta es una historia gótica, íntima y visceral. Un castillo, una biblioteca con libros que cambian su contenido, una joven que busca a su padre desaparecido. No hay monstruos… no de los obvios. Sólo arquitectura viva, dolor heredado, y una pregunta: ¿Qué ocurre cuando lo que leemos empieza a hablarnos a nosotros?
La escribí rápido, sin frenos. Luego la dejé dormir unos meses, como debe dormirse toda criatura peligrosa. Y al volver, la corregí línea por línea. No fue fácil (fue una pesadilla), pero ahora, por fin, tiene forma. No la he compartido aún. Sigue inédita. Aunque algún par de ojos ya la ha visto además de los míos.
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Y sí, esta es la portada. Porque si algo debe mancharse antes que las páginas… es la piel del libro.
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